miércoles, 10 de junio de 2009

RETAZO DE LA POSÉIDA


Es tradición muy edificante.

Le digo

recibida de las catacumbas

adornar los sepulcros

con emblemas

el emblema

por excelencia es la cruz

a su lado caen muy bien

el pez

el navío

el faro

el áncora

el cordero

el fénix

la siempreviva

no son de buen gusto al fiel

los genios alados

escenas mitológicas

las sombras lloronas

las columnas rotas

las estatuas de mujer con los cabellos desgreñados

la muerte en figura de esqueleto

los rostros de arpía

y mucho menos la guadaña.

¿Y la hoz?

¿ Y el martillo?_le digo_

Me eructa en la cara.

Gracias_ digo

gracias por el alimento que me das y el calor que fluye de tu tripa.

Te debo_le digo_ una vez más una reverencia de cortesía humana

una adoracion callada te debo

genuflexiones sencillas

una mirada

un ósculo leve de contricción

una imposición de manos

y un soplo.

Llueve_ me dice.

miércoles, 3 de junio de 2009

Odio al ser humano


Entrevista a Alejandro Urdapilleta , Urda, para la Revista Viva, año 2000


Hace seis años, Alejandro Urdapilleta deslumbraba a todos con su joven Hitler en “Mein Kampf, farsa”. Elogios unánimes: que es el mejor actor argentino por acá, y que tenemos al sucesor de Alcón por allá, y un reportaje tras otro y otro más.

Un protagónico brillante y en el Teatro San Martín y bajo las órdenes de un director prestigiosísimo como Jorge Lavelli: la consagración oficial de un loquito surgido del under de los 80 era la historia periodística perfecta, casi un obvio guión hollywoodense.

Pero Urdapilleta detesta Hollywood; rechazó el papel que el mundo parecía querer asignarle y se evaporó. Apareció en algunos programas de televisión (“Tumberos”, “Sol negro”, “Mujeres asesinas”), un par de películas (“La niña santa”, “Adiós querida luna”), también publicó un libro, pero, salvo por cuatro funciones de “Historia de un soldado”, al escenario no se subió más.

Hasta ahora: en dos semanas lo veremos como el Rey Lear de Shakespeare, otra vez en el San Martín, otra vez dirigido por Lavelli. “El teatro es muy arduo emocional y físicamente. Es desgastante, y yo venía haciendo teatro desde muchísimos años atrás. Incluso el Parakultural era riguroso: por más que se piense que hacíamos boludeces, había que laburar.

Entonces, como soy vago por naturaleza, quise descansar y vivir un poco del cine o la televisión. Lo que me ofrecían en teatro no me gustaba, y el descanso se extendió. Y se extendió mucho”. Sentado en un hall del San Martín, Urdapilleta aclara que habla del “teatro-teatro, el de posta”, es decir, “con un gran director, textos importantes, todas las noches”, y no de “esas obras en las que cuatro minas o cuatro tipos hablan de la mujer, del hombre, de la pareja, que son un horror y no tienen nada de teatro”.


-Bueno, no hace mucho dijiste que el San Martín era para señoras con tapado que compran las entradas por teléfono.


-Es así. “Rey Lear” se va a llenar de señoras con tapado que piensan en el fideo de Pippo que se van a comer después de la función. Por eso acá se puede llegar a caer en un teatro muerto, formal, convencional. Y la gente cree que eso es el teatro. El teatro se puede hacer en un baño público o en una sala oficial, pero tiene que estar vivo. En realidad, el San Martín debería ser una fábrica de explosiones, de gente nueva experimentando.


-¿Es lógico pedirle eso a un teatro estatal? -


Totalmente. Porque justamente obras como ésta, grandes, con muchos personajes y producción, un productor privado no las hace; va a lo más seguro y lo más barato. No se puede encarar la gran búsqueda sobre un texto importante porque no hay producción. Estos lugares deberían ser los que auspiciaran eso.


-Da la impresión de que pidieras que el San Martín tuviera la movida del Parakultural. ¿Extrañás mucho los 80? -


Extraño la energía, la marcha que había en esa época. Y no sólo en lo artístico. Había bares, y noche. El mundo entero no estaba tan hecho mierda. Había cierta dosis de esperanza, había un espíritu. No sé si era sólo por lo político y por haber salido de la negrura anterior... Había ganas de romper cosas y crear.


-¿No se mitifica un poco aquella época? -


Sí, se mitifica como todo. También dicen que los 60 eran maravillosos, y por ahí lo maravilloso era un grupito, y lo demás era un garrón. Pero en los 80 había un interesante circuito de salas: no sólo el Parakultural, sino también Babilonia, el Rojas, Mediomundo Varieté. A toda esa época también la hizo el público, que era diferente: la gente se prendía en ir a ver espectáculos, todos apretujados, sin lugar, como si fuera un recital.


-O sea que, mitificada y todo, es una época para añorar. -


No soy de mirar el pasado y decir “qué maravilloso que era antes”. Ahora todo me parece una cagada, y antes también. Pero la pasaba bien, porque era joven, tenía una energía increíble y hacía tres obras por noche. En una época, hacía “Hamlet” (en el San Martín, dirigido por Bartís), “La carancha” (con Batato Barea) y el Parakultural. Y a veces después hasta actuábamos en fiestas privadas. Tenía muchos hermanos, luchábamos todos por lo mismo.

La madurez también está buena, pero es otra historia.



_Antes de llegar a esta “madurez” de 52 años, Urdapilleta pasó unas cuantas. Nació en Montevideo porque su padre, militar él, estaba exiliado en Uruguay por haber participado, en 1951, de un intento de derrocamiento de Perón. Pese al lógico prejuicio, cuenta que ni él ni sus cuatro hermanos crecieron en un hogar represivo. Lo único a lo que los obligó la vida castrense fue al desarraigo: los distintos destinos del general hicieron que la familia peregrinara por todo el país. Y así, cuando pudo, también él hizo las valijas: a los 23 años, sin haber terminado el secundario, se fue a Europa. Vivió en Londres, Sevilla, Ibiza: cumplió el sueño del joven que busca bohemia y aventura y, mientras limpiaba casas, era mayordomo o pedía dinero por la calle, disfrutaba de la intensa vida de sexo, drogas y rocanrol que el destape español ofrecía. Volvió cinco años después, huyendo de la heroína, y se encontró con un país al borde de la guerra: perdido, sin rumbo, se anotó como voluntario para ir a Malvinas. Nunca lo llamaron. Con la primavera democrática, descubrió el teatro, estudió con Augusto Fernandes, y formó la sociedad creativa con Batato Barea y Humberto Tortonese. Después, cuento conocido: el recorrido por los sótanos del under, la experiencia en televisión -en dupla con Tortonese- en el programa de Antonio Gasalla, la llegada al San Martín y el Cervantes, los paréntesis entre trabajo y trabajo. Y ahora, sumergido en el Rey Lear, lleva una vida casi monástica. “Siempre le digo a Lavelli que tendría que ponerse una clínica de adelgazamiento, porque es mejor que Ravenna: a los diez días ya pesás tres kilos menos. Otra que Cormillot, es increíble. Son ensayos de seis horas sin parar, y el resto del tiempo tenés que estar metido en tu casa como un monje, abocado al Lear este de mierda (ríe). Estás bañándote y decís los textos, hablás por teléfono y querés que el otro se calle para poder seguir aprendiendo la letra, tenés que decirle a la mucama que no vaya para que no te rompa las pelotas. Es un gasto de energía, y con las funciones va a ser peor. No podés ni ir a una reunión a la noche, aunque tomes un champancito, que para mí es una naranjada”.


-En la época de “Mein Kampf”, contabas que habías dejado las drogas y el alcohol. ¿Cómo se reemplazan?


-Muy simple: con drogas y alcohol (ríe). Y sí, es así: es volver, ir y volver, ir y volver. Una obra así no la podés hacer en estado de reviente porque no te acordás la letra. No tengo la problemática de estar enganchado con una droga. Pero no dejé nada, sigo haciendo lo que se me da la gana, como siempre. Uso lo que quiero, soy libre.



-Pero eso no contribuye con tu creatividad. ¿O sí?


-No. En la juventud, cuando uno está haciendo cosas e inventándose a sí mismo, en la droga grossa había sufrimiento y angustia. También he escrito cosas geniales estando drogado, pero eso depende de cómo estés del corazón, de la bocha, del alma. Ahora por ahí me sirve en términos recreativos o de placer sensual, pero no para hacer cosas.


-En el 2000, cuando decías que estabas “limpio”, venías de una internación psiquiátrica.

¿Qué te dejó esa experiencia? -


Yo me río de esa internación. Ahí aprendí la manga de canallas que son los psiquiatras y los psicólogos. Son la policía del alma: pretenden encajar a todos en un modelo de vida y censuran la poesía. La locura también puede ser lúcida, puede resultar el camino de conocimiento de una persona y llevar a lugares interesantes. De hecho, los manicomios están llenos de gente lúcida, tan lúcida que sabe más que los que van por la vida dormidos, toman el taxi, van al cafecito, garchan con la mujer, tienen hijos y los educan.


-Nunca fantaseaste con tener hijos.


-No, me parece un crimen. Ni siquiera se me pasó por la cabeza. Y vivir con alguien tampoco. En ese aspecto, para esta sociedad soy un enfermo. Pero no lo soportaría: soy independiente, muy personal, muy arbitrario. Soy muy egocéntrico, muy egoísta. Me gusta la soledad, despertarme cuando me da la gana, hacer lo que quiera: dormir tres días seguidos o estar despierto tres días seguidos. Para mí no existen las modas, nada me obliga a nada. Y lo que me obliga a algo, lo saco. Entre las obligaciones que Urdapilleta rechaza, figuran ir al teatro (“después hay que ir a saludar y no sabés qué carajo decir; la famosa devolución, qué palabra de mierda”), responder a la gente que lo espera a la salida de una función (“me pone nervioso, no entiendo lo que se deposita en los actores”); en fin, toda formalidad. “Pero muchas las tenés que cumplir porque sabés que son parte del juego”, admite, y en ese rubro inscribe molestias necesarias como las entregas de premios, las fotos, esta entrevista: no ve la hora de liquidarla y empezar el ensayo. También odia las cuestiones domésticas: “Soy un desastre, no lavo ni una cuchara. Cada tanto llevo a casa de mis viejos una bolsa con ropa, toallas y sábanas. Hace poco, cuando cobré acá, en el San Martín, pude decirle a la mucama que fuera. Era un horror: me movía a oscuras para no ver nada, porque en la cocina había un olor siniestro, estaba llena de esas mosquitas a las que no las matás ni con el peor Raid. Tenía todo cerrado, y a mi cuarto lo ventilaba un poco a la mañana. Era como “Casa tomada”, no era mi casa”.


-Cuesta imaginársela.


-Es muy chica, un departamentito que compré. Siempre me alquilaba lugares muy grandes, lujosotes, enfrente del Botánico, por ejemplo. Y hacía fiestas y todo. Ahora ya no, aunque quisiera tener un lugar más grande, con un poco de pastito. Pero soy muy austero, y soy un romántico. No creo en la prosperidad, el progreso: vamos a la fosa, eso está claro. Odio al ser humano, a mis semejantes; me gustan los animales, me gusta el alcohol, me gusta lo trágico y estar arriba de un escenario. Nada más.

miércoles, 13 de mayo de 2009

BATATO X PETER PUNK


EN....


La nave de los Sueños - Biblioteca Nacional de Buenos Aires

Espectáculo del tipo:



Fecha: martes, 19 de mayo de 2009
Hora: 19:00 - 21:00
Lugar: Biblioteca Nacional de Buenos Aires
Calle: Agüero 2502 1º piso (Auditorio JL Borges)
Ciudad/Pueblo: Buenos Aires, Argentina


Teléfono: 549111553256056


www.naveonline.com.ar

martes, 12 de mayo de 2009

EL ESPEJISMO


Soy un espejismo. No existo. ¡Un espejismo! Mi madre también lo era, ella era una nube y mi padre era escarcha. Soy un espejismo, pero ése no sería el problema, dado que hay muchos espejismos que viven normalmente, que van de paseo, que hacen compras. Pero no sienten porque son espejismos. Yo sí siento. Soy un espejismo que siente. Yo, por ejemplo, cada mañana apenas me levanto me rasco la cabeza y siento ¿que siento? ¡que me rasco la cabeza! Eso siento. Entonces enseguida me visto, me pongo los pelucones, los zapatones, poca cosa, los tapados de piel de Marta y voy a la alascena y cuento cuantos quinotos me quedan, y siempre son trece, entonces salgo corriendo como una loca hasta la fábrica de sabayón que hay a seis cuadras, y cuando llego a la puerta aplaudo así: ¿ve?, y digo: ¿hay alguien? ¿permiso? ¿se puede? pero como nunca hay nadie entonces empiezo a caminar por ese salón enorme con todas esas máquinas enormes reveladoras de sambayón, y entonces ahí siempre encuentro a alguien y le digo: ¿cuántos quinotos tengo? y le muestro, y siempre me dicen: ¡trece! o sea que no tengo errores en matemáticas. Soy un espejismo que cuenta. ¿Se dá cuenta? ¡Cuento! ¡Qué barbaridad!... ¡Qué vergüenza!... Y otras veces me maquillo mucho y voy a los restaurantes franceses, y despues de comerme los huevos de codorniz voy al baño y me miro en el espejo, pero por lo general no me veo, porque soy un espejismo, pero algunas veces me aparezco de golpe en los espejos, justo cuando me estoy mirando. Yo estoy convencida de que lo que me pasa es un pecado. ¡Tiene que ser un gran pecado ser un espejismo que siente! Por ejemplo, los aromas: cuando hay lluvia me veo impelida, obligada, empujada a ponerme el traje violeta de fiesta, el de la pedrería, y me arreglo el pelo con guirnaldas de hiedras y cardos y nardos, y me paro en la mitad del patio y lloro. Yo no sé que hacer realmente. Y a veces he sentido un estrépito en mi corazón, y el temblor y el ardor cuando alguno de los amantes que tengo me seduce desde el balcón de enfrente, cuando yo estoy sola, desnuda, recostada abajo del limonero todo marchitado que tengo en una maceta en mi alcoba, y las cortinas se vuelan con la brisa marina y los cantos de las lavandreas portuguesas se oyen a la distancia. ¡¡¡Y ni hablar de cuando esucho el crepitar de las fogatas enormes que hacen los muchachones en los baldíos!!! ¡¡¡Oh!!! Y cuando hace mucho calor pego alaridos. Así ¿Ve? Aahhhhhh así. Grito porque siento, grito porque soy un espejismo que siente. Cuando camino hacen ruido mis pasos ¿Se da cuenta? soy una pecadora nata. ¡Tremendamente pecadora! Cuando me abanico me gusta el aire que me da en la cara ¡Y además escondo los almanaques en los roperos para no sentir el paso del tiempo! Soy pecadora porque laboteo las raíces de los juncos y me nutro de las flores, y como arroz con leche con pasas de uvas. ¿Y sabe lo que hago a la hora de la siesta? ¡fíjese! Cuando todos estan durmiendo me llevo la silla plegable y me siento en medio de la plaza al lado de la estatua de lirios gigantes, y me miro las manos, estas manos, iluminadas y blancas, y entonces siempre en ese momento empiezo a escuchar los roces de las telas de los trajes y de las capas de los señores que vienen de parajes recónditos y lejanos, y despúes hacen todos una cola de tres cuadras y entonces siempre uno por uno se van arrodillando adelante mío y me entregan cada uno un rubí rojo como el destello en el ojo de aquella comadreja que una vez vi. Para mí es realmente vergonzoso pero no me queda otro remedio que decirles a cada uno: "Disculpe señor, pero soy un espejismo, no existo, so siento nada" Y se ponen de pie y huyen despavoridos. ¡Y si viera las caras de horror que ponen. Y a veces siento tanto, pero tanto, tanto, tanto, tanto, pero tanto, que a veces salgo corriendo por los pasadizos y por abajo de los puentes y entre las oscuridades de las canteras en donde los hombres buscan oro, y corro por los puertos antiguos, y lloro, siempre termino llorando. Y también sé tocar el triángulo ¿ve?, ¿escucha? y desde chica así, naturalmente, sin clase de música, ni pentagrama ni clave de sol. Es un don natural, ¿Ve?, ¿escucha? Y a veces bailo. Pero ahora no, porque me da vergüenza. No sé. Soy hija y nieta de espejismos, soy un espejismo, ¡pero siento! Tengo frío en invierno y calor en verano. Tengo la manía de mirar de reojo las calas que hay en los jarrones de las iglesias. ¿Será posible tanto pecado? ¿Seré taa, tan, tan, tan, tan, tan pecadora? ¿Tan pecadora puedo ser? Por eso si alguien pudiera ayudarme a no sentir más nada yo le estaría eternamente agradecida.

domingo, 10 de mayo de 2009

Entrevista a Alejandro Urdapilleta por Jorge Dubatti , añadida al final del libro La poséida.



La vida de Alejandro Urdapilleta se equilibra entre dos movimientos: la exposición y la introspección. Actor y escritor. Mientras por la noche conmueve a los espectadores sobre las tablas, en las mañanas escribe en cuadernos, a mano y sin pausa. Luego oculta u olvida esos cuadernos en baúles. Tiene decenas de ellos. Uno más fascinante que el otro. Ya ha publicado Vagones transportan humo (2000), elegido por Página/12 entre los mejores libros de ese año, y Legión Re-ligión. Las 13 Oraciones (2007), un pequeño cuaderno con monólogos, poemas, relatos y dibujos editado en forma facsimilar. Ahora es el turno de La poseída, su tercer volumen. Aunque él dice que no es escritor ni hace literatura.



Urdapilleta nació en Montevideo en 1954, durante el exilio de sus padres argentinos en Uruguay. Se formó como actor con Martín Adjemián y Augusto Fernándes. Fue figura sobresaliente del nuevo teatro de la postdictadura, en espectáculos inolvidables junto a Batato Barea y Humberto Tortonese. Entre sus últimos trabajos actorales destaquemos Mein Kampf (una farsa) de George Tabori y Rey Lear de William Shakespeare (respectivamente en 2000 y 2006, ambas con dirección de Jorge Lavelli, en el Teatro San Martín), y Atendiendo al Sr. Sloane (2007, dirección de Claudio Tolcachir, Ciudad Konex). Filmó numerosas películas, La sonámbula y Adiós querida luna (1998 y 2003, ambas dirigidas por Fernando Spiner) y La niña santa (2004, dirección de Lucrecia Martel). Para una biografía completa y una extensa entrevista, véase “Alejandro Urdapilleta”, en AAVV., Nuestros Actores 2 (Buenos Aires, Ediciones del Jilguero, 2000, pp. 171-192). Ha recibido innumerables distinciones como actor: premios ACE (Asociación Cronistas del Espectáculo), Clarín, María Guerrero, Trinidad Guevara, Konex, Teatro del Mundo (Universidad de Buenos Aires), Constantini, Martín Fierro (televisión, en dos oportunidades), Mejor Actor Festival de Mar del Plata (cine), Premio de los Espectadores, entre muchos otros.



–¿Cómo nació tu vínculo con la escritura?


–Se fue dando con el tiempo. Empecé a escribir de muy chico, con la Señora de Núñez, mi maestra de tercer grado. Hacía composiciones que a ella le encantaban y me las hacía leer delante de la gente. Yo leí desde muy chico. Mi viejo notó que me gustaba leer y empezó a comprarme libros. Me regaló una enciclopedia de doce volúmenes –todavía los tengo – con cuentos sufíes, leyendas de la Biblia, mitología, con dibujos maravillosos. Desde muy chico supe quiénes eran David y Goliat, Prometeo, los personajes bíblicos. De ahí pasé a la colección Robin Hood. Me recuerdo de regreso de un viaje, en el coche, terminando La cabaña del Tío Tom. La lectura siempre me acompañó. A lo mejor por soledad. Escribo para conocerme, porque soy solitario. Escribir es un vicio.


–¿No una virtud?


–Es vicio. No escribo jamás para que se lea después. Escribo para mí. Necesito escribir para conocerme a mí. Me miro en lo que escribo. Parece una frase hecha, pero es verdad. Cuando me pongo a escribir cuentos pienso que alguno lo va a leer, pero me lo saco de la cabeza, porque quiero ser libre. No quiero escribir para alguien. Mis escritos siempre tienen algo de mí. No hago ficción pura. El punto de partida suele ser algo que me está pasando en el momento.


–Escribís en cuadernos. A mano.


–Odio las máquinas de escribir, me parecen unos aparatos siniestros, me dan sensación de oficina. A las computadoras, las detesto. Tuve computadora, pero modificaba mi escritura, me molestó mucho, no me sirvió. Escribo en cuadernos Rivadavia, únicamente. Odio los anillados, los detesto, nunca escribí nada bueno en un anillado. Me gustan los Rivadavia más grandes, de 194 hojas rayadas, tapa dura. Cuando no encuentro compro más chicos, pero sé que en ésos no puedo escribir cosas buenas...


–El cuaderno de Legión Re-ligión es chiquito.


–Es otra cosa: me lo regalaron. Es un cuaderno con forma de libro diminuto. Antes había muchas casas que vendían ese tipo de cuadernos artesanales.


–¿Actor que escribe, escritor que actúa?


–No. Me da vergüenza la palabra literatura. O la considero muy alta, o me considero muy poco. No me creo esa historia, y me parece bien, porque tengo más libertad así. En Legión re-ligión me propuse escribir sin tachar. Después taché, pero muy poco. Con dibujitos.


–No se parece a Vagones transportan humo.


–Es un libro de niño, desde un niño. No para niños, sino desde un niño. Es poesía simple, la forma más fácil de escribir, la más sincera, desde el niño, sin tachar, lo que se me iba ocurriendo. Recordé mucho Tandil, donde viví, marcó mucho mi vida. Aparecieron muchos paisajes infantiles, míos, propios, vividos. Nunca pensé en publicar. Es bueno que la gente lo sepa.


–Llenás los cuadernos y los abandonás. Qué bueno que otro los rescate.


–Los abandono. Por ahí vuelvo y los leo, pero no me gusta. No te creas que me obsesiono mucho. Por lo general me decepciono, porque me encuentro a mí. O me repito mucho, o me veo todo el tiempo diciendo lo mismo. La escritura me sirve como un psicoanálisis. No es psicoanálisis, lo odio, pero me sirve como una visión de mí mismo. Para verme. Escribo siempre muy lúcido, a la mañana, o cuando me despierto, tomo mucho café y escribo. Siempre. Lo tengo como disciplina, pero no me pesa, necesito hacerlo. Necesito escribir, aunque hay épocas en las que no escribo.


–¿La actuación está presente en la escritura, tu voz de actor? Tus textos resuenan como dichos por vos en escena.


–No. No lo siento así. Mis escritos tienen que ver con el viaje mental.


–La palabra interna.


–El viaje interno, mi mundo fantasioso, mi locura, la poesía, lo que sale solo porque debe salir, lo no dicho, lo que no puedo decir. Lo que no puedo hablar, lo incorrecto, lo que no se debe decir, lo largo ahí. Por ahí es una larga puteada contra una persona que detesto y que no se lo puedo decir...


–Y el pasaje de la escritura privada al libro, ¿cómo lo sentís?


–Por un lado me da terror, vergüenza... Vagones transportan humo me dio mucha vergüenza. Ahora decidí que no me importa nada. Voy a largar todo... ¿Para qué tengo apilados setenta cuadernos Rivadavia?


–Tantos... ¿Dónde los tenés?


–La gran mayoría están en la baulera del departamento donde se mudaron mis padres, que como se inunda deben estar todos mojados, podridos...


–Te fue muy bien con el primer libro. Además, las obras de Vagones... se han escenificado hasta el cansancio.


–Hasta el cansancio. Ya no doy más derechos a nadie. Me harté. No quiero que ése sea el teatro que ve la gente del interior. Me da vergüenza. Una cosa es que lo haga yo, otra que lo haga un grupo. Les pido que busquen por otro lado. No quiero que ese tipo de teatro se propague. Quiero que se apague.
–El interés demuestra que son textos singulares.


–No me considero autor teatral ni autor de nada. Quiero ser libre. Trato de no ser nada, de no ser. No quiero tener un título, ni siquiera de actor. Prefiero ser una persona común y silvestre, que escribe, pero no me siento escritor, sinceramente, lo digo con todo el corazón... Como tampoco me siento actor.


–Eso no lo puedo entender.


–Los espectadores me vienen a saludar, como la chica que me saludó recién, y me da vergüenza. No soy actor: no quiero recibir premios, no quiero que me conozcan, no quiero que me vean. Ando invisible por la calle, me convenzo de que no me conoce nadie. Veo de pronto una cara de una persona que me mira, me sonríe y me agarra como una paranoia y me digo: de qué carajo se ríe ésa... Odio la fama, es un mal actual. Hay mucha gente que quiere ser actor para ser famoso. Y la fama no sirve de nada. El teatro es un arte. Soy actor solamente arriba del escenario; abajo soy una persona como cualquier otra. Y quiero serlo. No me sale, pero quiero.


–¿Hay relación entre leer y escribir?


–No, leer es otra cosa. Sé que en algún lugar algo de lo que leo entra en mi escritura, pero escribir es algo más... No tengo un escritor preferido, no imito a nada ni a nadie, ni saco frases, ni sé quién es el mejor. Me gustan muchísimos escritores, completamente diferentes: Dostoievski, Marcel Schwob, Kafka, Sarmiento... Cada uno es totalmente diferente. El placer de la lectura es una cosa. El placer de la escritura es más íntimo, mi voz hacia dentro, es escucharme a mí. Un espejo. No hago literatura, no busco la palabra adecuada para que quede más bonito. Nunca escribo pensando que se va a publicar. Es mío, no es para otro.


–¿Tu escritura se parece a la de otros escritores?


–No, no, no... No sé quién se parece a mí. Es más: odiaría a quien se pareciera a mí. Si tuviese un hermano mellizo lo mataría.


–¿Leés tus cuadernos a alguien?


–¡Noooo! ¡Nunca! Nadie, nadie, jamás, porque me da vergüenza. Pongo cosas muy personales, a no ser que me vaya por la ficción, que me encanta. Me gusta mucho inventar historias, pero siempre son caminitos míos, por donde ando yo, no sabría decir cuáles. Una especie de infiernillo, o un cielillo, o un limbito. Ahora prohibieron el limbo (ríe). Fue la mejor noticia del año. Nos sacaron el limbo: como estaba tan lleno el infierno, convirtieron las instalaciones del limbo en dependencia del infierno. Qué manga de pelotudos... Odio a la Iglesia.


–La poséida es muy diferente a Legión re-ligión.


–Muy diferente. Legión re-ligión está hecho con el corazón de niño, para regalárselo a alguien. Lo hice con una finalidad. Es la escritura más sincera y la más simple posible. No me importa cómo quedaba qué escribía. En cambio La poséida es ficción. En Legión re-ligión hay religión, son trece verdaderas oraciones. Busco allí una parte mía, la religión.


–¿Sos religioso?


–A mi manera. No soy dogmático ni eclesiástico, no creo ni en el Infierno ni en el Cielo, creo nada más en Dios. Hay un dicho sufí que dice: “No hay Dios, sino Dios”. “Y toda la gloria y el poder son del Señor”. No podés dividir; si dividís, no creés. Una búsqueda mía. Nadie que sea sufí te va a decir que es sufí, porque no es ser algo, sino justamente todo lo contrario. Es no ser. Por eso soy religioso, porque creo que la vida es para algo, que tiene un sentido, posiblemente sea dar. Posiblemente, no sé, tengo grandes dudas, sufro de dudas. Pero soy religioso por naturaleza, porque además la naturaleza me dio la religión. Viví mucho en el campo. Los bosques, las hiedras, los pájaros, los atardeceres... eso me habló de Dios, yo lo escuché. Tengo un buen oído.


martes, 5 de mayo de 2009


Cuestionario proust Alejandro Urdapilleta


Mientras ensaya "Atendiendo al Sr. Sloane", que estrenará en Ciudad Konex a fines de mayo, el actor nos regala un Proust con su sello.

¿Cuál es para usted el colmo de la miseria?

_Creer que algún niño la merece, acostumbrarnos a ella, producirla, extenderla.

¿Dónde le gustaría vivir?

_En un palacio gigantesco solo, con muchos animales, sirvientes y montañas, en otro planeta.

¿Cuál es su ideal de felicidad en la tierra?

_No creo en la felicidad en la tierra. La experiencia humana no está para eso. La felicidad es un invento yanqui con Doris Day como protagonista.

¿Para qué faltas tiene usted más indulgencia?

_Para las que vienen de la tristeza.

¿Cuáles son sus héroes de novela preferidos?

_Ignatius J. Reilly, de La conjura de los necios. Narciso y Goldmundo, de Hermann Hesse. Los personajes de Salinger (¿Seymour Glass se llamaba el hermano que se suicida?) Ese.

¿Cuál es su personaje histórico favorito?

_Charles Manson (asesino).

¿Sus heroínas favoritas en la vida real?

_Batato Barea y Fernando Noy.

¿Sus heroínas en la ficción?

_Blanche Dubois, del Un tranvía llamado deseo.

¿Su pintor favorito?

_Van Gogh. El Bosco.

¿Su músico favorito?


_Mozart, Beatles, Jimmy Hendrix, Piazzolla, Caetano Veloso... Serían cientos.

¿Qué cualidad prefiere en el hombre?

_La bondad y la belleza del corazón.

¿Qué cualidad prefiere en la mujer?

_La bondad y la belleza del corazón.

¿Su virtud preferida?

_La simpleza.

¿Su ocupación preferida?

_Dar.

¿Quién le gustaría ser?

_Un periodista de guerra.

¿Cuál es el principal rasgo de su carácter?

_Como buen caballo que soy, cagar a patadas al que no me sabe montar.

¿Qué es lo que aprecia más en sus amigos?

_Que no crean en mi dramatismo, que me cuiden, me reten, me protejan cuando desvarío, me quieran y jamás me pinchen el globo de mi ilusión, Y el humor. La carcajada imprescindible.

¿Cuál es su principal defecto?

_Demasiada conciencia. Y poco sociable (de fiestas, eventos y todo eso).

¿Su sueño de felicidad?

_No creo en la felicidad.

¿Cuál sería su mayor desgracia?

_Creer que es la mayor.

¿Sus autores favoritos en prosa?

_Kafka, Salinger, M. Schwob, Poe, Cortázar, Arlt, Dostoievski, Ballard, B. Schulz, S. Ocampo.

¿Sus héroes en la vida real?

_Los que son muy, muy pobres económicamente y luchan, trabajan y estudian y ayudan, porque tienen fe en algo mejor para todos.

¿Qué detesta sobre todo?


_A Bush y a la Condoleeza esa y a todo sus secuaces.

¿Qué personajes históricos desprecia más?

_Todos esos machotes que declararon guerras, invadieron, masacraron, destruyeron en nombre de grandes ideas y se creyeron elegidos.

¿Cómo le gustaría morir?

_En una cama grande, cómoda, sin tubos ni sueros ni nada médico. Con los ojos abiertos, drogado con una poderosa morfina, ni el más ligero dolor, creyendo y viendo que estoy en una casa enorme en el campo donde viví desde los ocho a los diez, con toda mi familia por ahí, como si no pasara nada, mirándolos, escuchándolos y que mi vieja me pusiera una manta por el frío, un tapado de piel que tenía, que me diese un beso en la frente y se fuese apagando la luz mientras me voy durmiendo, como el final de una película preciosa y sin dejar de oír la voz de mi madre.

Fuente Clarín

ENTREVISTA A URDAPILLETA por Javier Diment, para Mabuse


"¿Cómo se llama... esa cosa de cuando la mariposa va volando y marca el signo de...? ¡¡¡La metáfora!!!"Alejandro Urdapilleta.

Si alguien alguna vez puede llegar a ser el mejor algo en algún ítem, creo que Alejandro Urdapilleta sería el mejor actor que nos ha dado esta república. También dirige varias de sus puestas, y escribe; poesías, obras de teatro... hay un libro de recopilación de textos suyos llamado "Vagones transportan humo". Y encima ahora está colaborando con Mabuse. Un honor realmente excepcional.
Hace unas semanas nos encontramos a ver una película, hablar de ella y grabar eso. Queríamos hacer una nota. En serio. Bueno. Otra vez será. Igual, esto había que desgrabarlo.
La película la eligió Urdapilleta. No la había visto, se la habían recomendado, tenía que verla, por algún motivo... era Felicidad, de Todd Solonsz. Aquí van sus comentarios mientras la película corría, y la botella de whisky decrecía notablemente.
-Nunca ví un lechazo en el cine, es la primera vez... ¡¡Que haya más!!-Es como una película comunista hecha ahí, en la factory, e e u u.-A estos nenes hay que matarlos, son los actores del futuro.-¿Cómo me traés algo así, con paidofilia? Esto es cosa de Mabuse. Yo iba a analizar una película normal. Esto es una indecencia. Soy hijo de un general, es una falta de respeto, un horror, deberían prohibirla. ¿Y la iglesia donde está? ¡¡Beccar Varela: hacé algo!!-(Susurros) Yo quiero entrar en la paidofilia... Chicos: llamen. Soy gordito, borrachín y divertidísimo. Me pongo la nariz y soy un clown re-loco. -Qué buena película. Es una inteligencia total...-Viva Bin Laden. Que salga grande esto.-Qué fuerte. Qué buena.-Qué asco.-Qué inteligencia.-Basta, apagá, me aburrí de esta película. No me gusta el cine, me gusta el gran hermano. Me aburrí muchísimo porque tiene una cosa de sketches, que es muy americana, y ahí está la trampa. Yo odio a los americanos. Odio lo yanki, te juro por dios, pero no es una idea, eh, ya estoy cansado que después que se le murió la madre comen juntos el estofado en la cocina, no les pasa nada, todo circula, y sigue, la escena del asesinato viene, ya sabés que viene viene viene, y vino, y ya pasó, y si no es este es el otro, no hay mucha opción, y después todo se rearma, y se rearmó y terminó. Andá a la puta que te parió. Todo con acento en la ó. Y encima hay una cosa que todo tiene que coincidir... horroroso. No, a mí me gusta mucho más la vida humana que la película, vida humana, carne y carne, sangre contra sangre, sandra y celeste, mujer contra mujer, es mucho mejor.
Entonces, claro, paramos la película, y seguimos bebiendo y conversando. La pantalla del televisor se detuvo, básicamente, en el gran hermano y un documental con jirafas. En algún momento pensé en la posibilidad de convertir eso, (esto) en una nota. Editarla. No. ¿Para qué? ¿Cómo? Pero en la transcripción literal me pareció encontrar algo. No se bien qué. Tal vez algo del absurdo de los mecanismos verbales. De ese vacío que reposa tras el verbo.
-El problema es el verbo. Como dice la biblia. Y ese es un grán misterio. ¿Por qué el problema es el verbo? Y, la biblia dice que en el principio es el verbo, y mirá cómo estamos, o sea que el problema es el verbo, porque es el principio de todo esto. ¿Cómo nadie averigua eso? -Como viste eso que decía Burroughs que el lenguaje es un virus.-¿Eso decía? No vivía yo en esa época. Ese era un burro, un drogodependiente...-Y decía que el lenguaje era un virus que nos estaba puesto, y eso nos llevaba toda la vida en una dirección, así como si te inoculan un virus te lleva toda tu vida en una direccción, todo el funcionamiento de tu cuerpo y de tu vida lo lleva en una dirección, que termina matándote salvo que tomes muchas... eh... aspirinas, o no me acuerdo cómo se llama ese remedio que se hace con papa, ¿cómo se llama?-Eeehhhh... paponia.-No.-La merquecha.-No boludo, cómo se llamaaaa...-La papusa.-No, boludo, el remedio que uno toma...-¿En base a papa?-Sí.-Nunca tomé. No, no no. Tortilla de papa he tomado muchísimo.-Eeehhhh... La reputa que lo parió se me borró el nombre ese.-¿Un remedio en base a papa?-Lo que toma todo el mundo para las defensas.-¿Para el sida?-No, suponete que tenés gripe, ¿qué tomás?-¿Aspirina?-No. Me vino un problema... -¿Remedio para qué?... -Que te sube las defensas, y que te hace mierda el estómago.-¡¡Antibiótico!!-¡¡Antibiótico!! Eso. Totalmente.-El antibiótico es una cagada, yo jamás tomo antibiótico. Odio el antibiótico.-¿Pero viste que es en base a papa?-¿Ah sí? No sabía. Mirá que genial.-Entonces que como... hasta que no te tomás un antibiótico el virus te pone el cuerpo en una dirección que te lleva a la muerte, el lenguaje también es un virus que...-Sí... yo creo que viene todo del lenguaje, mi amorrr, de una. Acá estamos viendo la jirafa, mirá la jirafa. Es... son nobles, son gente noble la jirafa, viene la tortuga, viene todo, viene eeehhhh... la gendarmería animal... son pre-ciosas, gente bárbara, cada uno con su uniforme, que se manejan bárbaro, y nosotros nos manejamos como el orto. ¿Por qué? Por la problemática del verrrrbo. Sí, es un invento. Como el sexo.-El sexo es otro virus tremendo espantoso, eh...-Es tremendo, y es todo un invento del verbo.-¿El sexo es un invento del verbo?-Yo creo que son condicionamientos. Que estamos armados, programados, como cuando entrás en una página y te cae un programa... ¡¡Sexo Gay!! Y ya tenés el ícono que podés apretar. Que vos no pediste eso, que te encajaron... Y ya se te puso en la computadora y ya está, y se te puso la carita del Sexo Gay, la carita que pide garompa, o el ícono de manito que pide, o culo que pide, porque el culo pide... eso es otra cosa... el culo habla, el culo es verbo... Pero el problema es el verbo: lo que quiere decir. -Hoy pensaba, en función de algo que decís respecto de tener una vida comprometida con el sexo, en tres maneras del sexo. La gente que "curte" el sexo, que suele ser bastante imbécil. La gente que tiene un compromiso estúpido con el sexo, que no puede hablar nada del sexo, ¿qué podés hablar del sexo? no hay nada interesante que escuchar del sexo, vas a una entrevista y decís ah, garché con tal, puta, puto, es aburrido, que te cuenten garchadas es aburrido...-Sí, y a quién le importa quien es puto...-...compromiso imbécil con el sexo te cuenta anécdotas imbéciles sobre el sexo, es un embole. Ahora un compromiso de verdad con el sexo lo que hace es que vos hables de otras cosas de una manera más inteligente. Es decir un compromiso de verdad con el sexo te lleva a ser más inteligente. Esa inteligencia te puede llevar a un lugar interesante.-Yo creo que me lo garché a Embón. -Noo, no seas hijo de puta...-Aaaaaahhhhhhhh...-Aaaaaahhhhhhhh...-Sí, sabés que yo creo que sí... ese sería el título de la nota: Yo creo que me lo garché a Embón... Tengo un recuerdo, de chico, con uno que era igual a Embón. Yo creo que era Embón. Te lo juro.
- Nos tomamos una botella de whisky y nos quedó corto...-Tremendo... y no hay merca... ¿Queda vino?-Sí, ¿querés? Hay dos botellas.
-Hay una cosa del hombre gay, de mezquinarle a la mujer lo que ella quiere. También está bueno eso, ¿no? No te voy a dar lo que vos querés. Tac. No, porque hay un chupadero de la mujer. Es antinatural. La homosexualidad es perversa. Debe estar prohibida.-¿Nunca te dió curiosidad el prostíbulo?-¿En qué sentido?-De estar en esa energía.-Sí, me gusta, pero me parece más loco la cosa gay de andar, eh, de cuando te das cuenta de que el hombre se prende, ehh, si vos estás en una murga por ejemplo, vestido de yegua, se prende en todas, te hacen pasar al patio, al cuarto de atrás, está la familia y vos pasás al cuarto de atrás, adelante de la familia, y vas al cuarto de atrás y hay un intercurso. Eso es loco.-¿Te gustaría hacer cosas positivas a vos?-No, no, solo cosas negativas.-Decime algo: ¿Querés hacer cosa positivas?-Eh, sí, me gustaría alguna cosa positiva, de repente un sorete grande grande me encantaría tener.-¿Pero qué te gustaría de cosas positivas?-Cosas positivas por ejemplo poner una bomba nuclear en Córdoba, en el centro del país, entonces que se explote todo, no se, para decirte algo...-Sí sí, como positivo, ya que te apuro.-Claro, tal cual, para decirte algo que me obligaste a decir.-Ahora, gesto de micrófono, ¿esta actitud negativa tuya, es una pose?-Sí desde luego, todo lo mío es pose.-Porque vos lo que querés es la felicidad de la humanidad.-Yo estoy podrido de la humanidad en realidad. Pero soy positivo. Es decir, no creo en nada, detesto todo lo que sea el ser humano.-Yo te veo leyendo Oshu, Osho...-Me encanta Osho.-Ves, y después decís que no creés en nada.-Adoro Osho. Creo en todo. Osho, Cristo... Me gusta todo lo que sea creer, las personas, patra luego poder... ehhh, cercenar. Todo lo que sea con raiz me encanta para poder sacar de raiz. Pero que exista. A mí, igual, todo me importa un carajo. Yo me tengo que lavar el culo cada vez que cago. Tengo que comer, lavar la vajilla, no es cuestión de Osho, ni de Hitler ni nada, somos gente grande, viste. Y todo eso son intelectualadas, todo eso es fabricación. No no no. Yo prefiero quedarme con el linyera, charlando con el linyera, y lo bien que hago. Y la jirafa del discóvery.
-Qué fuerte eso de avanzar la vida expuestamente. La cosa loca del actor, eso es muy loco, yo no me la banco. Y no por moralina, está bien o está mal.-No, no.-La verdad, qué delirio, ser Soledad Silveyra...-Y pero vos sos actor. Te va a pasar, en un lugar te pasa, no en ese punto masivo, pero vas a ciertos lugares y sos Gardel, sos famoso y ahahaha...-Sí pero me pasa al contrario, voy a lugares y todos me quieren meter merca, porque todos piensan que yo tomo merca. ¡¡No, no, no!! ¡¡Por favor, paren un poco con la cosa de la droga y el actor!!
-El espectador es lo de menos, porque no existe el espectador...-¿No existe?-No exiiiistee, noooo...-¿Vos no pensás en el espectador para armar una historia?-No existe el espectador el espectador está adentro del director...-Bueno, un espectador imaginario y qué se yo, pero ¿vos no pensás cómo vas a manejar la atención de esa persona que mire la obra que estás construyendo?-Sí sí sí sí, uno lo piensa, pero igual eso es lo elemental para contar una historia, no, porque si estás contando una historia a los nenes muertos de hambre, muertos de frío, les contás un principio, un nudo, un desenlace, para que entiendan...-¡El cine yanqui! -Es lo lógico, lo humano, y los yanquis lo utilizan...-Porque ellos saben que todos somos niños con hambre y frío.-Claro, es tal cual.

-¿Por qué será que a la gente del cine le gusta tanto... ehh... Sony? Esta película es medio Sony, como el largo de Sony. Pensada muy bien...-Tenés razón...-Sí, si yo los huelo.-¿Sabés que tenés razón?-¿Me estás gastando?-No, es que no lo había pensado y es como vos decís. Totalmente. Un poco más sacada...- Y, es la película...- Sí...-A los yanquis les encanta. No se que les gusta tanto... viste que dicen bueno hagamos una serie que sea real, que tenga puntos de conección con la gente, pero es mentira, no hay puntos de conección con la gente, es mentira, y les encanta a la gente...-Nooooo, que van a tener puntos de contacto, noooo... bueno, lo que tienen es que son ingeniosas, pero es el imperio del ingenio, y el ingenio es una cosa espantosa.-Espantosa. Y en la vida misma, eh.-Sí. En la vida es como una herramienta, que a veces te puede ser util, pero cuando te montás ahí...-Tal cual...-...fuiste, es una imbecilidad.-...es rock an pop, es una pelotudez...-Sí, el ingenio es un asco, y Sony es el imperio del ingenio.-Sí, el imperio del ingenio. Por eso, está muy bien escrita la película, y es maravillosa, otro día la voy a terminar, pero hoy no porque tengo tortícolis.-¿Tenés tortícolis en serio?-No, ni en pedo. Nunca tuve tortícolis.-¿Nunca en tu vida?-Nunca.

MONSTRUO FLUORESCENTE DE SUSPIRO CRUDO

" Hay un dicho sufí que dice: " No hay Dios, sino DIOS", una búsqueda mía, por eso soy religioso, porque creo que la vida es para algo, que tiene un sentido, posiblemente sea dar, posiblemente, no se, tengo grandes dudas, sufro de dudas. Pero soy religioso por naturaleza, porque además la naturaleza me dió la religión, Viví mucho en el campo. Los bosques , las hiedras, los pájaros, los atardeceres...eso me habló de Dios, yo lo escuché, tengo buen oído."

Alejandro Urdapilleta